La historia empieza
Esta empresa, de índole familiar, se erige como un tributo a la tradición secular de los artesanos cereros que desplegaron su destreza en la confección de velas de cera durante la segunda mitad del siglo XVIII. A través de una meticulosa preparación que se remonta a sus raíces, se valora la selección de materias primas de la más alta calidad, incluyendo la parafina, aceites animales hidrogenados, ácido esteárico (ácidos grasos sólidos) y, por excelencia, la incorporación de la noble cera de abeja.
Este honroso linaje de producción no solo se vincula con la destreza artesanal, sino que también establece un evocador puente hacia la rica tradición de las cofradías de Semana Santa. Las velas, confeccionadas con esmero y respetando las prácticas ancestrales, adquieren un carácter emblemático que evoca la solemnidad y el simbolismo asociado a las celebraciones religiosas de esta destacada festividad. Así, cada vela emerge como un elemento que trasciende su función utilitaria para convertirse en una expresión tangible de devoción y arraigo a las prácticas espirituales.
En este contexto, la empresa no solo se erige como una mera productora de velas, sino como una guardiana de la herencia cultural vinculada a las cofradías de Semana Santa. Su compromiso con la excelencia en la manufactura se fusiona armoniosamente con el respeto por las tradiciones, ofreciendo así un legado luminoso que ilumina no solo espacios físicos, sino también el alma de aquellos que participan en las ceremonias religiosas de tan significativa conmemoración.
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